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Hola lector/a, bienvenido a Itadakimasu Kotoba, un blog escrito por un desquiciado y psicótico chaval de 18 años que aún se maravilla con el entorno que le rodea. Espero que tengas una agradable visita y que te entretenga lo que encuentres en este pequeño hueco de mi mismo que descubro a todo el mundo

jueves, 22 de diciembre de 2011

Te reto...

Te reto a que salgas a la calle, a que seas capaz de mirar a alguien a los ojos y a no sentir dolor. ¿Sabes de lo que hablo? Aun... ¿No?.

Sientante en el metro, y mirá a la persona que tienes en frente... ¿sabes acaso de los miedos que posee su cabeza? ¿Acaso sabes que es lo que la duele, que es lo que peor la sienta? Fijate, esa persona tiene su vida, sus experiencias, sus emociones, sus tristezas y sus felicidades. Te has parado a pensar que es lo que muestra su rostro, que preocupaciones tienen sus ojos... ¿No verdad? Bienvenido al siglo XXI.

En un vagón de metro, se pueden ver miles de ejemplos... Una madre que se levanta temprano, que va a trabajar, cobrando un misero sueldo, para que un día sus hijos tengan las oportunidades que ella nunca ha tenido.
Un hombre viejo se prepara para un día más de trabajo, la jubilación se acerca y el la teme asustado. ¿Que hacer con su vida solitaria... Que hacer cuando en su vida no tiene a nadie, no tiene nada?
Esa niña que ves leyendo, intenta... Que el esfuerzo de sus padres no sea en vano. Estudia, es raro... Pero piensa en el sacrificio de sus padres, y no tiene valor para desecharlo. Los exámenes la agobian, tiene estrés, y es que no sabé como afrontar el estudio cada mes. ¿Sabes lo que la pasa? Que no quiere convertirse en alguien que sufré porque no tiene casa.
Ves a esa madre que a sus hijos al cole lleva... Espero que no sepas, que su marido la pega. Pero lejos de hundirse, ella mira a sus hijos, son su felicidad, y por ellos aun vive, aunque sea con miedo. Mientras reza por dentro que no la mate, no encuentra el valor para decírselo a nadie, tiene golpes en el cuerpo, pero no en la cara. Un marido discreto es el que la maltrata, y mientras su corazón afligido va muriendo por el pasado del tiempo, sonríe, y lleva a sus hijos al colegio.
Ves aquel señor, lleno de arrugas sentado al fondo del vagón, preguntale porque esta triste, quizás te diga, porque va a el entierro de mujer, que descansa ya en una caja de madera, deseando haber vivido sin guerras sus últimos días.
Ves a aquel chico que esta dormido, sueña un mundo distinto, pero mientras duerme, porque sus estudios no se lo han permitido.
Ves a aquel grupo de niños chillando, ponen música alta, y no les importa a quien están molestando. Son el futuro, ellos lo han declarado. Han dejado el instituto, y se han unido a le extensa cola del paro. Sus palabras son ásperas y brutas, no conocen el sentido de la educación, y ocupan todo los asientos, y no le dejan ninguno, a esa mujer madura, que ha entrado con su hija pequeña, y un vientre muy abultado. Embaraza que piensa y desea, que sus hijos no sean como aquel que el asiento la niega.
Un hombre llega con muletas, y intenta sentarse pero nadie le deja. Mira apenado por la ventana, y se apoya en una esquina del metro, mientras se lamenta por dentro, de aquel momento, en el que sufrió aquel tormento. Una señora mayor se le acerca, y educadamente le apremia “ Hijo mio, sientante en mi sitio, que tú ya mucho has sufrido” y agradeciéndole a la mujer el sitio, se sentó sintiéndose aliviado, pero también desalentado, por la nueva sociedad que se estaba formado.

¿No lo ves? ¿Aun no lo has comprendido? Bien... Yo te lo explico, este es el siglo XxI, donde todo marcha con egoísmo y avaricia. Si sales a la calle, solo ves pobres que poco a poco pierden la vida. El consumismo cada día es mas fuerte, y mientras la sociedad se resiente. La educación se perdió, ahora solo hay vandalismo por diversión. Los estudios no importan, que más da... Es lo que opinan muchas personas. La cola del paro aumenta, pero los jóvenes no quieren darse cuenta, los mayores se agobian por las facturas, y los ancianos pierden sus pensiones. Por culpa de los errores, de otras personas que nos aprietan el cinturón, y nos alientan para que compremos más. Empezamos un bucle de regresión. Volvemos al pasado, ha ese pasado en el que la sociedad era un error. Espero que lo entiendas, para que no te conviertas en uno mas de los presos de la sociedad. Espero que entiendas, que aquel hombre que pide dinero, se ve obligado. Que aquel que necesita un asiento, no es porque quiere. Que aquella mujer que trabaja es porque debe. Quiero que tiendas las caras de la sociedad que te rodea. ¿Acaso, alguna vez no te has sentido como ellas?

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